lunes, 13 de septiembre de 2010

arEte

me dedique a preparar, con tiempo y mimo (pintada la cara de blanca, con cariño) mi primera cremita brulee y creo que quedó bien dulce, cocinar saca emociones, es una forma clara de entregar cariño.

El tiempo, esto del tiempo es extraordinario. Me ha quitado varios suspiros. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya.  Uno, dos, tres. One, two, three. Un, deux, trois. Eins, zwei, drei. Uno, due, tre. Tic-tac, tic-tac. Aquí se oye fuerte ese tic-tac, sobre todo por las noches cuando todos duermen.  Tiempo y espacio. ¿Y si sólo existiera el tiempo?, ese dios cinematográfico en el que me gusta creer es sólo tiempo. Y en ese tiempo que nos dio estamos tú y yo, fuera de espacios.  En un momento nos conocemos, tienes un arete rasta puesto, al otro momento ya no hablamos, luego hacemos la primera película, un amor ciego; luego tal vez no nos veamos tanto, luego te toca otra vez a ti hacer cine, comparto tanto tu triunfo que te ayudo a hacer tangible tu sueño, traduzco tu guión, visto tus personajes, pinto tus paredes, y luego amo tanto tu película que termina siendo un poco mía también. Luego descansamos, soñamos un poco, ahora más real que antes, pero se torna difícil el camino tanto que nos perdimos un poco, un poco, un poco, tic-tac, tic-tac. Luego silencio, el que necesitábamos, el respiro que nos hace latir de nuevo el corazón, shhhhh, se hace mas fuerte ese tic-tac. Tu cine, el mío y en la mitad el cielo. Volamos, nos encontramos, me encanta acompañarnos a estar solas. ¿Quién iba a pensarlo?, eso del tiempo es extraordinario. La realidad. Tu cine, el mío, ahora el nuestro, ¿y si ves? Todo empezó con un arete, arete que tiene arte adentro. Arte AReTE. Nuestro cine… y el tiempo sigue corriendo, tic-tac, tic-tac, tic-tac, ahora comprometerse con esto, con lo que acaba, más bien con lo que empieza. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. ¿y si no quiero? Tic. Tac. Tic. Tac.
Podemos saber que si mañana se apaga nuestro tiempo, siempre habrá guiones que inmortalicen  nuestros sueños, que en el cine que hacemos el  tiempo siempre está en presente y que el Dios en el que creemos es más que el tiempo.

monique, silenciosa acompañante de viajes celestiales.
Un brindis con cremme brulee