miércoles, 20 de abril de 2016

triangular

Dormía con el pullover negro puesto, respiraba
armónicamente, de vez en cuando abría los ojos,
bostezaba, hacía soniditos caprichosos, estiraba el
cuerpo.
Ella lo miraba y le susurraba al oído pedacitos de amor.
Las orejas se le movían fastidiado.
Ella lo miraba y le daba besos en los ojos.
El bostezaba.

La puerta de la habitación contigua se abre bruscamente, se escucha una voz.

-¿Podes dejar en paz al perro y venir a dormirte?

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